Para un día especial, una cena íntima, o para darse un capricho.
Para mi, al menos, no es un lugar para ir cada día, sino para grandes ocasiones. Se trata del restaurante que Joan Marc tiene en Inca. Al entrar impacta lo original del local: largos troncos de árbol decoran el perímetro, la cocina se puede ver a través de un cristal, todo está impecablemente limpio y ordenado… Después destaca la magnífica atención, recomendaciones sobre los platos que más nos podrían gustar, y por último destaca la calidad de los platos, preparados con materias primas locales. ¿Te vienes a conocerlo?